Parece que ha sido solo un pestañeo, ¿verdad? Que solo ayer llegabais a casa con vuestro bebé en brazos y la realidad es que ya lleváis medio año siendo padres. Los primeros meses de tu bebé se pasan volando, entre la vorágine que es tener un recién nacido en casa y, a la vez, descubrir la maternidad y la paternidad por primera vez (aunque cuando es por segunda, o tercera, también es un auténtico torbellino) y tratar de hacerlo todo lo mejor posible.
Y justo cuando parece que ya tenéis una buena rutina instaurada, que hace sus tomas con tranquilidad, va ganando peso y te sientes más confiada… llega un auténtico cambio en el tablero de juego: la alimentación complementaria.
Qué es la alimentación complementaria
Seguramente tu pediatra ya te ha explicado en qué consiste esto de la alimentación complementaria y hasta te habrá dado una hoja con indicaciones. Pautas para comenzar a introducir más alimentos que la leche, sea materna o de fórmula.
Y con esa famosa hoja, llegan mil y una dudas. No vamos a poder acotarlas todas porque cada bebé y cada familia es diferente, pero lo que sí es cierto es que unas cuantas, las que trataremos aquí, suelen ser bastante habituales entre todos los padres cuando se enfrentan por primera vez a este momento.
Comencemos dejando claro el concepto de alimentación complementaria: es eso, complementaria.
No tienes que cambiar nada en la rutina de alimentación que ya tienes, solo introducir esos complementos en forma de alimento (cereales, fruta, verdura, pescado, carne, legumbres…) de manera progresiva y respetando la demanda de tu bebé. Porque la alimentación complementaria no tiene como misión, durante el primer año de vida del bebé, sustituir la leche que seguirá siendo su principal alimento hasta los 12 meses. Se trata de complementar este alimento esencial con otros que puedan aportarle, sobre todo, hierro.
Es esta una de las principales misiones de la alimentación complementaria. A partir de los seis meses, las necesidades de hierro de los bebés suelen ser algo más elevadas de lo que puede proporcionarles la leche que toman, y por ello se recomienda que introduzcamos alimentos ricos en hierro. Por ejemplo, purés de verdura con carne, como los tarritos de Hero Baby de Verduritas con Pollo y Ternera.
Por tanto, lo más importante es que continúes las tomas como hasta ahora, sean de lactancia materna o a biberón. Y, según demanda del niño y recomendación del pediatra, ofrecer la alimentación complementaria.
Cuándo puedo comenzar la alimentación complementaria
La edad no es el único requisito que debemos valorar. Hay otros factores que influyen en cuándo deberíamos comenzar la alimentación complementaria. Por ejemplo, es importante que nuestro bebé sepa sentarse solo, sin ayuda, al tratarse de un signo de maduración que indica que está preparado para poder gestionar otros alimentos. También debería haber perdido el reflejo de extrusión, es decir, que puedes introducir una cucharilla en su boca y no la empuja con la lengua.
Es un mecanismo de protección que tienen implementado, por así decirlo, para evitar ahogamientos y atragantamientos cuando son muy pequeños, y que suele desaparecer también en torno a los seis meses.
Si se queda mirando extasiado tu tenedor en el camino que hace desde el plato a tu boca, o si lo tienes en brazos e intenta pescar ese trocito de pan que te estás comiendo, también es un síntoma de que el momento de ofrecerle la alimentación complementaria está ahí. Y por último, si cuando coge algo tiene la coordinación suficiente para llevárselo a la boca, ya tienes los cuatro requisitos más importantes debidamente cumplidos.
¿Por dónde empezar?
Desde cuántas veces darle alimentación complementaria al día hasta qué tipos de alimentos puede tomar o no. El rango de dudas que nos pueden surgir aquí es tan grande como imaginación culinaria tengas. La AEP ha pensado en nosotros y nos da algunas pautas bastante claras a seguir: puedes comenzar ofreciendo una vez al día e ir subiendo progresivamente a un par en torno a los 8 meses, tres veces sobre los 11 o 12 meses, y así poco a poco hasta que iguales las comidas con las del resto de la familia (ya sabes, tres comidas principales, además del almuerzo y la merienda).
¿Y cuándo ofrecer? Generalmente la comida es el momento por el que se suele empezar. Sobre todo por un punto importante, y es el de las alergias. Si tu bebé reacciona a un alimento nuevo, lo ideal es que tengas todo el día de margen para poder ver si le ha dado o no alergia. Si introduces un alimento nuevo en la cena y le provoca algún tipo de reacción, percibirlo será mucho más complicado.
Con esta pauta en mente, puedes ir aumentando las tomas de alimentación complementaria poco a poco y procurando siempre introducir los alimentos nuevos durante el día, de uno en uno, y en el caso de los más alérgenos (como puede ser el huevo, algunas frutas o pescados, etc.) ofreciéndoselo durante tres días sin otros elementos nuevos que interfieran.
Los cereales, fundamentales en su dieta
Comenzar con los cereales es un clásico. Una vez los hayas introducido y sean un elemento habitual en la dieta de tu bebé, junto con otros alimentos, no tienes por qué quedarte en la clásica papilla. Hay mil formas de ofrecer cereales: desde la pasta hasta el arroz que forma parte de la receta del tarrito Hero Baby de Arroz con Pollo o de Arroz Blanco con Supremas de Merluza.
Cuando tu bebé haya probado ya todos sus ingredientes, puedes recurrir a los tarritos de Hero Baby a lo largo de la alimentación complementaria y también más allá del año. Hero Baby se encarga de llevar un control exhaustivo de todos los ingredientes que incluye en sus recetas, buscando el equilibrio nutricional y garantizando la seguridad de sus productos (los eslabones de la cadena de producción de estos tarritos llegan a someterse hasta a 300 controles diarios). Además, no tienen colorantes ni conservantes, y se mantienen frescos y en un estado óptimo hasta su consumo gracias a un proceso de conservación muy similar al del Baño María.
¿Purés y papillas o BLW?
Cerramos con otro de los puntos candentes dentro de la alimentación complementaria. En los últimos años se ha rescatado una manera de abordar este proceso desde un ángulo más parecido al que se hacía tradicionalmente, antes de que existieran las batidoras. Se denomina BLW y consiste, básicamente, en ofrecer alimento sólido a los pequeños desde el primer momento, permitiendo que ellos sean quienes gestionen la ingesta.
Porque sí, los bebés saben masticar y pueden hacerlo perfectamente, siempre que les ofrezcas un alimento blando que puedan aplastar con sus encías fácilmente. Para poner en práctica este método es importante documentarse e informarse bien, y la red está llena de experiencias, profesionales y recetas para poder llevarlo a cabo.
Sin embargo no es una opción para todas las familias. Quizá tengas que dejar a tu peque en la guardería y allí no practiquen este método, o tengas que dejarlo con algún familiar que no se sienta cómodo con ello. O incluso puede que tú no le termines de ver el beneficio.
La decisión, en último término, es tuya. Pero ni que le des purés y papillas significa que no coma sólidos (de hecho, es importante que vayas introduciéndoselos poco a poco para que mastique y no se atragante), ni el hecho de comer sólidos en el sentido estricto de la palabra implica que no puedan comer un puré o una papilla.
Decidas lo que decidas, los tarritos de Hero Baby te ofrecen una alternativa cómoda, segura y nutricionalmente equilibrada para aquellos momentos en que no estás en casa, o no te ha dado tiempo a cocinar, o simplemente te apetece tener una comida preparada rápidamente y con los mismos ingredientes que emplearías tú.
En definitiva, como todo en esto de ser padres, lo mejor que podemos hacer siempre es escuchar a nuestro bebé, informarnos, decidir y seguir nuestro instinto y las recomendaciones oficiales.
Imágenes | Hero Baby, iStock/veSuarez